jueves, 10 de septiembre de 2015

Erik Ravelo - Los Intocables









En 2013, el artista cubano Erik Ravelo junto con el director artístico brasileño Daniel Ferreira lanzaba su último trabajo fotográfico, que causó mucho efecto internacional, sobre todo en las redes sociales después de incluso haber sido censurado por Facebook.
Se trata de Los intocables, una serie de fotografías que muestran niños y niñas crucificados en la espalda de sus supuestos opresores. Cada uno de ellos representa una realidad social distinta que nos lleva desde Japón a los Estados Unidos, pasando por Tailandia, el Vaticano, Siria y Brasil.
Erik Ravelo es un artista muy crítico con la sociedad, conocido anteriormente por la polémica campaña Unhate que realizó para Benetton y en la que se veían diferentes líderes mundiales besándose: como el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo de China, Xi Jinping.

Ésta vez, sin embargo, Ravelo y Ferreira han decidido hacer reflexionar de manera contundente sobre el maltrato infantil a escala mundial a través de la crucifixión personal.
Haciendo referencia directa a la crucifixión de Jesús, los artistas han fotografiado a siete niños y niñas con diferentes identidades crucificados en la espalda de sus supuestos respectivos maltratadores. Cada una de las imágenes, nos trae a una situación mundial diferente, aunque no menos extrapolable: la prostitución infantil de Tailandia, el tráfico de órganos de Brasil, la guerra civil de Siria, la pedofilia practicada por parte de la iglesia cristiana, la libertad de armas en Estados Unidos, la obesidad infantil causada por cadenas la promoción de la comida rápida y, finalmente, el accidente en la central nuclear de Fukushima.
Las imágenes de Los intocables son, a primera vista, sencillas y coloridas pero no menos impactantes. Al observarlas, vemos que sus protagonistas no son personas identificadas, sino que Revelo y Ferreira nos dejan entre la simbología y la denuncia social. Esto es gracias a la decisión de pixelar la cara de los niños y niñas y de poner a los hombres que representan la cruz de espaldas, de manera que se les puede identificar.
Tenemos así, ante nosotros, una clara mezcla de arte y comunicación en búsqueda de una sociedad más justa: esta vez reclamando la protección de los derechos invulnerables de los niños y niñas.